El primer encuentro que tuve con el abismo, fue el arribar a un lugar que no existe, un punto suspendido en el el tiempo donde estoy sin ser. Un mundo irreal se desplaya frente a mi, en este mundo todo se despoja de identidad; es un vacio con volumenes y texturas en el que transito. El abismo no es agresivo, no es violento, y tampoco es real, pero existe. “¿El abismo no es más que un aniquilamiento oportuno? No me sería difícil leer en él no un reposo, sino una emoción. Enmascaro mi duelo en una huída; me diluyo, me desvanezco para escapar a esta compacidad, a este atasco, que hace de mí un sujeto responsable: salgo: es el éxtasis.”
The first encounter I had with the abyss, was arriving to a place that does not exist, a point suspended in time where I am without being. An unreal world expands in front of me, everything here is stripped of identity; it’s a void with volumes and textures in which I transit. The abyss is not aggressive, it is not violent, and it is not tangible, but it exist: “Is the abyss no more than an expedient annihilation? It would not be difficult for me to read the abyss, not as a repose, but as an emotion. I mask my mourning by an evasion; I dilute myself, I swoon in order to escape that density, that clogging which makes me into a responsible subject: I come out: it is ecstasy.”