La acción de coleccionar imágenes cotidianas con un dispositivo móvil revela la obsesión por conservar su realidad diaria. Este acto va más allá de la simple captura de momentos fugaces; es un intento constante de preservar la memoria y el recuerdo de las cosas extrañas y sorprendentes con las que se cruza a diario. Cada fotografía se convierte en un fragmento de su vida, un testimonio visual de sus experiencias y encuentros con el mundo que lo rodea. 
"El coleccionista" encuentra belleza en lo ordinario, en los detalles pasados por alto por la mayoría de las personas. A través de la saturación y la manipulación de las imágenes, busca resaltar lo inusual en lo común, creando así una especie de diario visual de su existencia. Este acto obsesivo de coleccionar imágenes no solo sirve como un medio de autorreflexión, sino que también se convierte en una forma de comunicación artística. Las imágenes capturadas a lo largo del tiempo pueden evocar emociones y pensamientos profundos en el espectador, invitándolo a explorar el mundo a través de los ojos del artista y a cuestionar la naturaleza de la realidad cotidiana. La obsesión del artista por coleccionar estas imágenes también refleja una búsqueda incansable de significado en un mundo lleno de estímulos visuales efímeros. 
Cada fotografía es una pieza en el rompecabezas de su vida, un intento de comprender y dar sentido a la complejidad de la existencia. A medida que el artista acumula estas instantáneas de su realidad, crea una narrativa visual única que muestra la belleza en la banalidad y la extrañeza en lo cotidiano.
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